Ayer por la tarde salí a pasear, con el ánimo y la ilusión por bandera desde que nos dejan salir en el estado de alarma. Fui a caminar por el Parque Natural del Río Turia de Pedralba. Disfrutar de la naturaleza, de esos chopos que se alzan dando sombra y que silbaban debido al aire que hacía. Pájaros revoloteando, patos nadando... Un gustazo y a un paso de casa.
Estaba llegando a casa cuando recibí una llamada de un compañero del partido. Nunca pensé que me llamarían para darme tal noticia. El compañero y amigo (sobretodo amigo) José Abel nos había dejado debido a un ataque fulminante.
Las manos y las piernas me temblaban. Un sudor frío recorría mi cuerpo. No podía mediar palabra. No me lo podía creer. Tuve que preguntar si era cierto lo que me estaban diciendo. Y, sí, por desgracia sí lo era, pues un minuto después me lo confirmaba Ramiro Rivera, otro muy buen amigo de José Abel.
No pude más que entrar por la puerta de casa y derrumbarme.
José Abel era (me cuesta hablar de él en pasado) una buena persona. Una persona que se hacía querer y se dejaba querer. Bromista. Aunque con semblante serio, siempre nos hacía reír con sus chascarrillos (si no que se lo digan a Luisaura o como el la llamaba de forma cariñosa y simpática "Celia").
A José Abel lo conocí en el PSOE de La Serranía. Pronto conectamos y fue fácil hacernos más que compañeros, amigos. Muchos almuerzos, comidas, cenas y encuentros de "camarilla". Porque, además, era un excelente amigo de partido. Una persona que sentía las siglas, con valores profundos de la izquierda (recuerdo las visitas a Santa Cruz de Moya al homenaje a los guerrilleros) y comprometido, muy comprometido con La Serranía, pero, más si cabe con su pueblo, Sot de Chera, al que adoraba y, siempre que tenía posibilidad, nos ofrecía ir a visitarlo.
Amigo y compañero José Abel, te has ido muy pronto. Te has ido sin despedirnos. La última vez que estuvimos juntos fue el 12 de marzo en una reunión comarcal en Villar del Arzobispo. Y, lo peor, por culpa del COVID-19 no podremos acompañarte en tu último viaje. No podremos despedirnos de ti.
Y por eso escribo entre lágrimas estas líneas, porque sé que, desde donde estés, las leerás.
Nos dejas en la comarca un vacío que va a ser difícil de ocupar. Tus compañeros de fatigas te vamos a echar mucho de menos. Nos dejas huérfanos. Pero en nuestra memoria y corazón quedarán esos muchos años de trabajo conjunto, de risas y lágrimas, de buenos momentos vividos y, cómo no, tu amistad.
Un fuerte abrazo a todos sus amigos, familia, a su pareja, Anabel, y a sus hijos.
"A las aladas almas de las rosas
Del almendro de nata te requiero
Que tenemos que hablar de muchas cosas
Compañero del alma, compañero"
Miguel Hernández
6 comentarios:
Yo soy "su Celia" y él es "mi Manolo".Me niego a hablar en pasado.....todavía no puedo hacerlo.
La verdad que nos hemos quedado sin palabras todos... efectivamente la última vez que estuvimos juntos en Villar el jueves antes del estado de alarma.
Una pena , siempre se van los mejores D.E.
Muchísimas gracias Andoni. Un texto tan emotivo y bello como tú. Os doy, también, las gracias a todos y cada uno por vuestra acogida desde el primer encuentro. Que os quiere (presente) es decir muy poco, quizá amor sea mejor palabra. Os diré lo que mi corazón me dice, y él lo sabe todo: se ha ido a hacer política desde el lugar más grande.
Seguirá aquí, con nosotros, en nuestros corazones.
..."con quien tanto quería"...
En vuestro abrazo me instalo. Gracias, gracias, gracias.
Se me cierra la garganta. El pensamiento de tristeza, se evade cuando lo veo reírse. Con sus frases irónicas y su complicidad.
Hoy es miércoles 13 de mayo y todavía me escuecen los ojos. Se cristalizan.
Siento que se ha marchado un hermano cercano. Aquel que nunca tuve.
Preciosa carta, y verdadero sentimiento, un semblante serio pero con pocas personas te ries como con el, un abrazo
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