lunes, 15 de enero de 2018

El fuego y el cerdico de San Antón




Lo que hoy en día podemos saber sobre la vida de San Antonio Abad lo sabemos gracias a uno de sus discípulos, San Atanasio de Alejandría, el cual escribió “Vita Antonii” poco después de la muerte del santo. Así podemos decir que Antonio Abad nació en Egipto en el año 251 después de Cristo en el seno de una familia pudiente. Cuando tenía unos 20 años decidió deshacerse de sus posesiones y de sus bienes entregándolos a los pobres para comenzar una vida retirado de la sociedad con fines espirituales. Llegó a ser considerado como un hombre lleno de sabiduría y de paz espiritual al cual la fama y la admiración hacia su persona hicieron que se retirase a lugares inhóspitos. En su definitiva retirada al desierto, cuenta la historia que fue tentado en diversas ocasiones por el demonio. El eremita Antonio Abad murió a los 105 años de edad en Egipto. Dio orden de que sus restos mortales fuesen enterrados de forma anónima. Pero en el año 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría. Por el siglo XII fueron trasladadas a Constantinopla. Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio Abad llegaron a una abadía francesa. Debido a la admiración por este santo, es cuando se instaura la festividad de San Antonio Abad. Hacia 1311 llegó también la devoción por San Antonio Abad a tierras valencianas de la mano del entonces Obispo de Torsosa, Francesc de Paulhac.

Hoy en día la festividad de San Antonio Abad es celebrada en más de 320 municipios de la Comunidad Valenciana, donde se disfruta en la mayoría de estos de la bendición de animales  y de las hogueras en la víspera del 17 de enero. Pero ¿Por qué San Antón es el patrón de los animales? ¿Por qué la encendida de las hogueras?

En el siglo XIV San Antonio se convirtió en protector de los enfermos del fuego de San Antonio. Esta era una terrible enfermedad que hizo estragos por aquella época. Esta enfermedad provocaba en los contagiados convulsiones nerviosas y alucinaciones, por lo que los enfermos eran tratados como endemoniados. Y aquellos que superaban la enfermedad se decía que habían derrotado al demonio. Es así como el fuego representa la purificación o eliminación de los males y enfermedades.  De ahí los gozos de San Antón:

Bendito y sagrado Antonio,
Excelente confesor,
Defendednos del demonio,
Del fuego, mal y dolor.


La enfermedad del “foc de Sant Antoni” también generaba la dolencia de la necrosis en los tejidos y la gangrena. Como era muy contagioso, con los primeros síntomas, los enfermos eran aislados en los centros dedicados a sanar a estos. Por ello en 1340 la Orden de San Antonio funda el Hospital de “Sant Antoni Abad” de Valencia en la calle Sagunto, donde hoy se encuentra la Iglesia de San Antonio Abad y el Colegio de los Salesianos.

Así se asocian las hogueras de San Antonio con el fuego purificador del mal, demonio y la enfermedad. Pero estas también tienen un arraigo pagano re rinde culto al fuego. Bien sea conmemorando (aunque más tarde) el solsticio de invierno o fiestas de fuego en invierno. Cabe recordar las diferentes hogueras o fallas que se realizaban en Pedralba en todas las  de calles. La gente sacaba leña a las puertas de las casas y la víspera del  17 de enero se encendían. Muchos niños y niñas con una caña saltaban estas pequeñas hogueras. Los vecinos y vecinas cenaban alrededor de estas. Y después había serenatas con música y bailes.

San Antonio Abad se representa con un cerdo a sus pies, para las pedralbinas y pedralbinos “el puerquecico de San Antón”. Este cerdo puede tener muchas y diversas connotaciones. Para algunos el cerdo representa el demonio que quiso someter San Antonio en el desierto y,  como lo venció quedó obligado a seguirlo. Otros indican que el cerdo alude a los animales que acompañaron a San Antón haciéndole compañía durante su retiro ayudándole en situaciones adversas. La leyenda también cuenta que San Antón curó la ceguera de una cría de jabalina y esta lo acompañó en su viaje en forma de agradecimiento.  Y, la historia cuenta que la Orden de San Antonio Abad criaban cerdos para alimentar  a la población que pasaba por el hospital de la orden. Como los animales estaban sueltos los monjes les ponían una campanita para distinguirlos de otros. Y otros que afirmaron que San Antonio creía que los animales eran un modelo a seguir de comportamiento natural y fiel, diferente y ajeno a la corrupción de las personas. Por este motivo se considera a San Antonio Abad defensor de los animales. Esta historia fue acogida por la mayoría, ya que querían que San Antonio protegiese los muchos animales que se tenían entonces en las casas: mascotas, animales de trabajo o animales para alimentarse.


En Pedralba había tradición de soltar un cerdito por el pueblo que iba por las casas y luego se rifaba. Así lo decía una poesía de Don Alberto Martín de  1967:


Por las calles de Pedralba
Corretea un cochinillo,
Del que cuida todo el pueblo
Con el máximo cariño.
No le faltan provisiones,
Ni nocturno domicilio;
Come y duerme donde gusta,
A su antojo y albedrío.


Sea cual sea el verdadero origen de los símbolos y de las fiestas de San Antonio Abad, no podremos dudar que son unas fiestas que unen a las pedralbinas y pedralbinos. Las costumbres son formas del comportamiento peculiar de una comunidad de personas que la distingue de otras; su folklore, gastronomía, idioma, fiestas… Cuando estas costumbres se transmiten de generación en generación se convierten en tradición. Un estribillo decía:


¡San Antón el de Pedralba,
Cuan a menos has venido!
Ya no tienes mayorales,
Ni quien te recoja el vino.


Es por ello que no podemos dejar perder nuestras costumbres y tradiciones. En el siglo XXI todos tenemos muchas obligaciones, pero siempre se saca un huequecico para con la cuadrilla animarnos a seguir con las Fiestas de San Antón.



Andoni León 

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