jueves, 18 de agosto de 2011

JMJ



Esta mañana llegaba su Santidad, el Papa Benedicto XVI, a nuestro país, a Madrid. Miles de jóvenes de todo el mundo se aglutinan para pasar estos días y disfrutar de estas jornadas religiosas.

Tengo que decir que NO ESTOY EN CONTRA de la visita del Papa a nuestro país. No lo estuve cuando vino a Valencia, ni cuando visitó Santiago de Compostela o Barcelona y, ahora, tampoco lo estoy con que visite Madrid.

Todas las personas están en su derecho de manifestar su fe en una jornadas pacifistas.

Ahora bien, no todo lo que brilla es oro. Algunas cosas que no comparto:

No me parece correcto que la visita del Papa a Valencia, Santiago de Compostela, Barcelona o Madrid sea financiada con dinero público. Creo que la Iglesia, como institución propia, tiene más que el suficiente capacidad como para pagar todas las visitas del Papa y estas Jornadas de la Juventud. Creo que no hay que mezclar "churras con merinas" y más cuando se está luchando por un estado LAICO y ACONFESIONAL.

Tampoco me gustó la actitud de ayer de algunos de los jóvenes de la JMJ. No estuvo bien como algunos de estos jóvenes entorpecieron la manifestación de aquellas personas que se manifestaron contra la visita del Papa (también en su derecho y de forma pacífica).

La confrontación no es buena, hay que respetar tanto a los que estén a favor como a los que estén en contra. La libertad de una persona termina donde comienza la de otra.

Yo soy optimista, creo que es bueno que el Papa se rodee de gente joven, gente joven que cree en los fines de la Iglesia, pero que no comparte todos sus mensajes. Y es bueno, porque puede servir para que el Papa y su Séquito puedan renovar ese mensaje que quieren transmitir.

Hoy en día, son muchas la personas creyentes y jóvenes feligreses afines al Papa y a la Religión Católica que están A FAVOR del Matrimonio entre personas del mismo sexo, están a favor del Divorcio, están a favor del Aborto, están a favor del uso del Preservativo... Creen que son derechos inhalienables de todo ciudadano.

Y, como decía, esto puede ayudar a la Iglesia a redirigir su mensaje pensando en todos sus seguidores y en los que no lo son, para así adaptarlo a lo verdaderamente luchar por un mundo mejor.

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