Hoy, 15 de octubre, se conmemora
el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Mujeres que han sido y son la
pieza principal del desarrollo económico, social y cultural de todos y cada uno
de los municipios rurales de España.
Mujeres que estuvieron siempre a
la sombra del hombre. Como hormiguitas fueron unas multiempleadas: Cuidado de
la familia, atender las tareas del hogar, trabajo en la agricultura, ganadería
o pesca, transformación de la materia prima en alimentos u objetos materiales… En
definitiva, mujeres emprendedoras, trabajadoras y sin reconocimiento social
alguno. Las cuales, pese a las adversidades, JAMÁS se dieron por vencidas. Mujeres
hechas de otra pasta. Sin horario ni descanso.
Con el paso de los años se han
ido convirtiendo en las protagonistas del desarrollo del mundo rural. Ellas
como colectivo han alzado su voz, lucharon y luchan por su visibilidad, por la
igualdad de oportunidades, por su reconocimiento…
Parte de esa lucha la han estado focalizando
en La Serranía el grupo Hilando Vidas. Todo un ejemplo. Mujeres que han salido
de sus casas para tejer y que, de forma simbólica, se escuche, se vea y se
reivindique la figura de la mujer rural. “Sororidad Serranía” así se llama el
proyecto artístico que muestra el trabajo, dedicación y compromiso de más de 650
mujeres de los 18 municipios de La Serranía. Un trabajo que estuvo expuesto en
Valencia y en todos y cada uno de los municipios de esta comarca serrana.
La mujer es la piedra angular del
mundo rural. Si las mujeres están integradas en los municipios laboral y
socialmente, esto hará que en estos pequeños municipios del interior se pueda
fijar población. Esto hace que familias se asienten y se garanticen servicios
como colegios, tiendas, bares, etc.
Además, es innegable el avance,
la preparación y la formación de la mujer en nuestra sociedad. Aunque queda
mucho camino por recorrer y mejorar, las mujeres poco a poco están más
presentes en la vida pública al frente de asociaciones, comisiones de fiestas,
empresas, negocios y también en política.
La lucha de las mujeres rurales
va en paralelo a la lucha del mundo rural. Ya que no hace tanto tiempo que el
mundo rural ha comenzado a alzar su voz. Esta debe ser una lucha indivisible.
Una reivindicación por la dignidad de las personas que vivimos en el mundo
rural. No somos ciudadanas y ciudadanos de segunda.
Seguiremos reivindicando políticas y medidas que dignifiquen la vida de las mujeres rurales y que hagan más fácil la estancia en los municipios rurales garantizando servicios mínimos y de calidad.
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