En la noche de ayer sábado en
Pedralba tuvo lugar un acto vandálico y homófobo. Se sustrajo una bandera del
orgullo LGTBI de un balcón particular para posteriormente ser quemada en un
parque público del municipio.
Este acto no refleja para nada el
respeto y tolerancia de todo un pueblo. Más bien, responde a un acto de una minoría que atenta
contra la democracia, la libertad de expresión y los derechos de las personas.
Este tipo de actos dan muestra del
por qué cada año se sigue reivindicando el Día Internacional del Orgullo LGTBI.
Además, por desgracia, a menudo conocemos casos de violencia por orientación
sexual inexplicables en pleno siglo XXI nada propios de una sociedad “avanzada”.
La diversidad sexual o de género no
puede ni debe ofender a nadie. Visibilizar
la lucha LGTBI persigue el objetivo de garantizar el acceso pleno de
derechos y sin discriminación.
Love is love. Todo el mundo puede
amar a quien quiera, ser como quiera y formar la familia que quiera. Es por
ello que, aunque a una parte de la sociedad le chirríe, es importante que el
sistema educativo fomente el respeto a la diversidad sexual y de género.
Todas las personas nacemos libres
e iguales. Sin odios ni prejuicios.
Debemos promover valores basados
en el respeto, la diversidad, la inclusión, la igualdad y la tolerancia. Valores
que nos permitirá convivir en una sociedad más justa, libre e igual. Sin creer
que somos mejores o superiores que nadie.
Mi condena más rotunda a este tipo de actos vandálicos y homófobos.
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