Lo que hoy en día podemos saber
sobre la vida de San Antonio Abad lo sabemos gracias a uno de sus discípulos,
San Atanasio de Alejandría, el cual escribió “Vita Antonii” poco después de la
muerte del santo. Así podemos decir que Antonio Abad nació en Egipto en el año
251 después de Cristo en el seno de una familia pudiente. Cuando tenía unos 20
años decidió deshacerse de sus posesiones y de sus bienes entregándolos a los
pobres para comenzar una vida retirado de la sociedad con fines espirituales. Llegó
a ser considerado como un hombre lleno de sabiduría y de paz espiritual al cual
la fama y la admiración hacia su persona hicieron que se retirase a lugares
inhóspitos. En su definitiva retirada al desierto, cuenta la historia que fue
tentado en diversas ocasiones por el demonio. El eremita Antonio Abad murió a
los 105 años de edad en Egipto. Dio orden de que sus restos mortales fuesen
enterrados de forma anónima. Pero en el año 561 sus reliquias fueron llevadas a
Alejandría. Por el siglo XII fueron trasladadas a Constantinopla. Tras la caída
de Constantinopla, las reliquias de Antonio Abad llegaron a una abadía
francesa. Debido a la admiración por este santo, es cuando se instaura la
festividad de San Antonio Abad. Hacia 1311 llegó también la devoción por San
Antonio Abad a tierras valencianas de la mano del entonces Obispo de Torsosa,
Francesc de Paulhac.
Hoy en día la festividad de San
Antonio Abad es celebrada en más de 320 municipios de la Comunidad Valenciana,
donde se disfruta en la mayoría de estos de la bendición de animales y de las hogueras en la víspera del 17 de
enero. Pero ¿Por qué San Antón es el patrón de los animales? ¿Por qué la
encendida de las hogueras?
En el siglo XIV San Antonio se
convirtió en protector de los enfermos del fuego de San Antonio. Esta era una
terrible enfermedad que hizo estragos por aquella época. Esta enfermedad
provocaba en los contagiados convulsiones nerviosas y alucinaciones, por lo que
los enfermos eran tratados como endemoniados. Y aquellos que superaban la
enfermedad se decía que habían derrotado al demonio. Es así como el fuego
representa la purificación o eliminación de los males y enfermedades. De ahí los gozos de San Antón:
Bendito y sagrado Antonio,
Excelente confesor,
Defendednos del demonio,
Del fuego, mal y dolor.
La enfermedad del “foc de Sant Antoni” también generaba la dolencia de
la necrosis en los tejidos y la gangrena. Como era muy contagioso, con los
primeros síntomas, los enfermos eran aislados en los centros dedicados a sanar
a estos. Por ello en 1340 la Orden de San Antonio funda el Hospital de “Sant
Antoni Abad” de Valencia en la calle Sagunto, donde hoy se encuentra la Iglesia
de San Antonio Abad y el Colegio de los Salesianos.
Así se asocian las hogueras de San Antonio con el fuego purificador
del mal, demonio y la enfermedad. Pero estas también tienen un arraigo pagano
re rinde culto al fuego. Bien sea conmemorando (aunque más tarde) el solsticio
de invierno o fiestas de fuego en invierno. Cabe recordar las diferentes
hogueras o fallas que se realizaban en Pedralba en todas las de calles. La gente sacaba leña a las puertas
de las casas y la víspera del 17 de
enero se encendían. Muchos niños y niñas con una caña saltaban estas pequeñas
hogueras. Los vecinos y vecinas cenaban alrededor de estas. Y después había
serenatas con música y bailes.
San Antonio Abad se representa con un cerdo a sus pies, para las
pedralbinas y pedralbinos “el puerquecico de San Antón”. Este cerdo puede tener
muchas y diversas connotaciones. Para algunos el cerdo representa el demonio
que quiso someter San Antonio en el desierto y,
como lo venció quedó obligado a seguirlo. Otros indican que el cerdo
alude a los animales que acompañaron a San Antón haciéndole compañía durante su
retiro ayudándole en situaciones adversas. La leyenda también cuenta que San
Antón curó la ceguera de una cría de jabalina y esta lo acompañó en su viaje en
forma de agradecimiento. Y, la historia
cuenta que la Orden de San Antonio Abad criaban cerdos para alimentar a la población que pasaba por el hospital de
la orden. Como los animales estaban sueltos los monjes les ponían una campanita
para distinguirlos de otros. Y otros que afirmaron que San Antonio creía que
los animales eran un modelo a seguir de comportamiento natural y fiel,
diferente y ajeno a la corrupción de las personas. Por este motivo se considera
a San Antonio Abad defensor de los animales. Esta historia fue acogida por la
mayoría, ya que querían que San Antonio protegiese los muchos animales que se
tenían entonces en las casas: mascotas, animales de trabajo o animales para
alimentarse.
En Pedralba había tradición de soltar un cerdito por el pueblo que iba
por las casas y luego se rifaba. Así lo decía una poesía de Don Alberto Martín
de 1967:
Por las calles de Pedralba
Corretea un cochinillo,
Del que cuida todo el pueblo
Con el máximo cariño.
No le faltan provisiones,
Ni nocturno domicilio;
Come y duerme donde gusta,
A su antojo y albedrío.
Sea cual sea el verdadero origen de los símbolos y de las fiestas de
San Antonio Abad, no podremos dudar que son unas fiestas que unen a las
pedralbinas y pedralbinos. Las costumbres son formas del comportamiento
peculiar de una comunidad de personas que la distingue de otras; su folklore,
gastronomía, idioma, fiestas… Cuando estas costumbres se transmiten de
generación en generación se convierten en tradición. Un estribillo decía:
¡San Antón el de Pedralba,
Cuan a menos has venido!
Ya no tienes mayorales,
Ni quien te recoja el vino.
Es por ello que no podemos dejar perder nuestras costumbres y
tradiciones. En el siglo XXI todos tenemos muchas obligaciones, pero siempre se
saca un huequecico para con la cuadrilla animarnos a seguir con las Fiestas de
San Antón.
Andoni León
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