Hoy, el Rey Juan Carlos ha anunciado su decisión de abdicar y ceder la corona a su hijo Felipe. Esta es una decisión que a los españoles no nos debería sorprender, ya que se lleva tiempo pidiendo y especulando sobre este momento. En mi opinión, demasiado ha tardado en abdicar. Y ¡ojo! no con ello quiero decir que esté en contra de la Monarquía.
Esta tardanza y esta abdicación, no solo ha llegado tarde, sino que ha llegado en un mal momento. Y ¿por qué? Porque la gente está quemada, no solo con el gobierno y la clase política, sino también con la Monarquía y sus privilegios. Son muchas las personas que se cuestionan el tipo de estado que queremos. Muchas voces se están alzando en favor de la III República, es obvio, la gente quiere más democracia y participación.
Yo soy partidario, y puede ser contradictorio, de que Felipe acceda al trono y asuma su cargo como así lo manda la Constitución. Hay que dejarlo que asuma esta responsabilidad y dejar que intente liderar esta democracia y sea el que apoye y abandere su regeneración. Ahora bien, es momento de escuchar a la gente, que la ciudadanía sea la protagonista de la historia de España. Es tan sencillo como plantear un referéndum, que las personas podamos elegir qué tipo de estado queremos. Esta es una acción democrática y pacífica, a la vez de necesaria.
Hay que hacerlo de una forma natural, tranquila y democrática. No podemos pretender cambiar el tipo de estado de la noche a la mañana. Pero es necesario que surjan estos debates y cauces democráticos. Con tiempo. Y poco a poco ir encajando esos cauces hacia el tipo de nación que los ciudadanos elijamos mayoritariamente.
