Ayer, cuando terminé las clases, me subí al metro para dirigirme a casa. Como tengo un trayecto de un hora, me puse, como de normal, a leer la prensa digital. ¿Cual fue la primera noticia en leer? La muerte de Santiago Carrillo.
Yo soy socialista, pero siempre he sentido una especial sensibilidad por este GRAN POLÍTICO.
Santiago Caarrillo no sólo fue una figura clave para el Comunismo español, yo diría más, fue una figura clave para conseguir la Democracia, la paz y la unidad en España.
Formó parte de las Juventudes Socialistas Unificadas, donde comenzó a destacar entre todos sus componentes. En 1936, con la llegada al poder del Frente Popular, fue aprisionado y, posteriormente puesto en libertad.
Cabe destacar la constante lucha de Caarrillo en la Guerra Civil de 1936, donde en todo momento combatió contra las fuerzas franquistas. Durante este periodo fue cuando se afilió al Partido Comunista de España. Poco después se exilió a Francia.
En 1960 logró la secretaría General del Partido Comunista, donde realizó un gran y duro trabajo al frente de esta organización que no dudó en ningún momento en seguir luchando, junto a otras fuerzas como las socialistas, para lograr el fin de la dictadura.
En 1976, tras la muerte de Franco, volvió a España, donde con su particular diálogo consiguió legalizar el PCE para que concurriera en las elecciones. Esto lo consiguió tras el asesinato de unos abogados comunistas en manos de grupos ultraderechistas, por lo que se sucedieron multitudinarias manifestaciones de la izquierda. A carrillo le tocó renunciar a algunos principios comunistas para poder ser legalizado.
A pesar del fracaso electoral, Santiago Carrillo, continuó con su firme lucha dentro del partido. Tras las elecciones de 1982, pasó a segundo plano en política.
Y ayer, 18 de octubre de 2012, falleció en su casa mientras dormía la siesta.
DEP
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