Hoy me dispongo a hacer una
pequeña reflexión sobre los resultados obtenidos en este segundo intento del 26
de junio.
En primer lugar, doy la
enhorabuena al Partido Popular por los resultados obtenidos. Respeto
profundamente lo que sale de las urnas y, también, a los votantes que
libremente (a veces) eligen su opción. Esto parece obvio, pero lo digo porque,
aunque lo respete, no logro entender cómo un partido tan marcado por la
corrupción, la mentira y el engaño logra aumentar su mayoría y ser el partido
más votado. Tengo una teoría para explicarlo que la enlazaré con las encuestas
del “sorpasso”.
Si por algo se han caracterizado
estas elecciones han sido por las encuestas, las cuales siempre he pensado y
creído que están manipuladas al antojo de unos pocos, los interesados, con el
fin de lograr un objetivo. Este objetivo no era otro que, por una parte, debilitar al PSOE y, por otra fortalecer al
PP. Y me explico: Tanto las encuestas como los medios de comunicación se han
centrado en “maltratar” a los socialistas haciendo ver que lo único que tenemos
son líos internos (que los hay, pero como en todos los partidos) y que íbamos a
dar un bajón tal que nos situaban tercera fuerza política.
Esto explica el nacimiento del “sorpasso”,
el cual suponía (y en eso se ha quedado, en una suposición) que la
multicoalición de Podemos arrebataría la hegemonía de la izquierda al PSOE. ¿Qué
fue lo peor? Lo peor fue que Podemos se lo creyó (o se lo quiso creer) como un
niño infantil sin meditar. Y lo han disfrutado. Hasta darse la hostia tras
saberse los resultados. Que han perdido 1.2 millones de votos con respecto a
las elecciones de diciembre, pese a sumar más fuerzas de apoyo como Izquierda
Unida. Y, aún así, han subido 2 diputados (71 frente a los 69 de diciembre).
Una lástima que Podemos no se diese
cuenta de que las encuestas del “sorpasso” solo perseguían inculcar el miedo y
la incertidumbre en algunos sectores de la sociedad a modo de “¡qué viene el
lobo (podemos)!”. Y este miedo sirviese para engordar al PP con el “que se
rompe España con los radicales”. Y a esta teoría le sumo el resultado del “Brexit”,
que solo sirvió para seguir alimentando a los Populares.
Y, cómo no, hablar de los “vaivenes”
de Pablo Iglesias, el cual ha tenido duros enfrentamientos tanto con el PSOE (casta,
cal viva, PPSOE, etc.), con el PP o con Ciudadanos (ejemplo último encuentro
con Rivera en el programa de Jordi Évole). Por no hablar de las
contradicciones: unos días era republicano, otros comunista, otros
socialdemócrata (esos días escondían a Julio Anguita en el armario), otros
independentista… En fin… Y, claro, esa imagen le ha llevado a la desconfianza
de muchos. Y tuvo que cambiar su tono y un poco su imagen (último debate a 4
entre los líderes y también el debate de las mujeres con el tono conciliador de
Bescansa).
En fin, muchas “idas y venidas”
de Podemos.
Y el PP también consiguió ganar
la batalla a Ciudadanos con “el voto útil”. Cosa ha dejado a la fuerza de
Rivera con 32 escaños (8 menos que en diciembre). Y, parte de culpa (o casi
toda), la ha tenido Ciudadanos, ya que demasiadas veces han vendido la “gran
coalición” y los votantes de centro y de derecha han preferido votar al
original y no a la copia. Creo, que deberían haberse preocupado de vender más
su lado de regeneración y de fuerza del cambio.
También quiero hacer mención a
Izquierda Unida. Ojalá me equivoque, pero creo que se han metido en un túnel
sin salida, lo que va a suponer la debilidad de esta fuerza al haber decidido “venderse”
a Podemos. Y hemos visto el ejemplo claro de que, a veces, unirse no suma. En
mi opinión, a Izquierda Unida y a Garzón les hubiese ido mejor de haber
concurrido en solitario.
Y no, no me olvido del PSOE, mi
partido. Por si hay duda, lo primero que diré es que NO estoy contento con los
resultados obtenidos. Hemos vuelto a perder votos, en concreto unos 120 mil, lo
que ha supuesto que bajemos 5 diputados (de manera desproporcionada). Estos
votos los hemos perdido por la izquierda, ya que hay que reconocer varias
cosas:
- El haber gobernado y no atreverse a tomar ciertas medidas.
- Las luchas y guerras internas con los barones. Que, aún no siendo tanto como la prensa decía, la “incontinencia verbal” de algunos barones poco ha ayudado.
- Una verdadera regeneración.
- El pacto con Ciudadanos.
Y, en este último punto me quiero
centrar.
Muchas personas no entendieron el
pacto de propuestas entre PSOE y Ciudadanos tras las pasadas elecciones de
diciembre. Había gente de izquierdas que prefería un pacto PSOE-Podemos. Y,
podría haberse dado, de no haber sido por los enfrentamientos entre ambas
formaciones, las líneas rojas y, también, las intransigencias de Pablo
Iglesias. Podría haberse optado por la “161”, pero no sumaba mayoría suficiente
al no llegar a los 176 necesarios. Por eso el PSOE y Pedro Sánchez intentó
sumar a Podemos en ese pacto con Ciudadanos. Yo, personalmente, leí las 200
propuestas y eran asumibles por la izquierda. Además, no era un pacto cerrado.
Hoy, casualidades de la vida,
tras los resultados del 26J sólo sería posible evitar un gobierno del PP con la
unión que ya propuso el PSOE y Pedro Sánchez en diciembre: PSOE (85), Podemos (71)
y Ciudadanos (32). Pero creo que es tarde, igual me anticipo, pero creo que
Rajoy formará gobierno.
En definitiva, hemos tenido unas
nuevas elecciones que refuerzan a la derecha y debilitan a la izquierda. Pero
no está todo perdido si las fuerzas del cambio dejan de lado sus intereses
particulares y ponen en valor lo que nos une y lo que es mejor para la mayoría
de las ciudadanas y ciudadanos. La primera palabra la tiene el PP y Rajoy.
Esperaremos.