Me indigna estas visitas exprés
de altos mandatarios europeos que sólo se reúnen o realizan visitas oficiales
para pactar o acordar cargos políticos. Y más, cuando hay que hacer otro tipo
de pactos como el del empleo o tratar otro tipo de conflictos.
Pertenezco a un pueblo pequeño en
el que la mayoría de la gente se dedica y vive de la agricultura. Cuando voy
por la calle o por el bar las conversaciones son las mismas “no he cobrado las
naranjas”, “el precio va muy bajo”, “no cubro ni los gastos”, “se me comen las
derramas”, “al final arrancaré los naranjos”… Y así un largo etcétera nada positivo
ni halagüeño.
La provincia de Valencia somos
líderes de España en número de robos, en tan sólo 5 meses se han dado alrededor
de 1195 infracciones en el campo por hurto de productos agrícolas, material o
herramientas y maquinaria. ¿Soluciones? Pocas o ningunas…
La sequía por escasas
precipitaciones ha causado en la Comunidad Valenciana unas pérdidas en el campo
de más de 340 millones de euros, de los cuales 240 millones son cítricos. La
cosecha de cereal ha sido penosa yéndose al traste, los almendros y los olivos
han expulsado sus frutos y muchos árboles han muerto, la naranja estaba
partida, la fruta se cosechaba con un tamaño reducido y poco rentable… Además,
los embalses de la Comunidad Valenciana se encuentran a un escaso 40%. Esto
supone una baja calidad de la producción, el aumento del coste energético,
llegadas de plagas, pérdida de árboles… Un auténtico quebradero de cabeza para
los trabajadores del campo. ¿Ayudas o soluciones? Pocas o ninguna…
Faltaba el veto Ruso al mercado
agrícola español y, por lo que nos
afecta, al valenciano. Según fuentes de los sindicatos agrarios en 2012 la
facturación con el mercado ruso supuso alrededor de 47 millones de euros y, en
2013, unos 67 millones (38 millones en cítricos, 16 en caquis y 13 en granadas).
¿Qué sucederá si no se pone solución a este conflicto? Que los agricultores valencianos
no solo perderán esta cuota de mercado que les producirá excedentes, sino que
además, perderán las ayudas destinadas a esta producción. ¿Solución? Hasta el
momento ninguna. Y no será por falta de oportunidades…
A esto se le une el problema de
las derramas de los pozos de riego que tanto están dando que hablar en Pedralba
a los agricultores. Otro tema que urge solución.
Los agricultores lo están pasando
mal, y cuando un agricultor lo pasa mal, supone un malestar económico y anímico
en la familia. Y cuando muchas familias lo pasan mal, un pueblo se siente
resentido. Hay que poner soluciones, hay que hablar con agricultores,
dirigentes de cooperativas y sociedades de riegos, sindicatos agrarios y
políticos para encontrar soluciones a estos problemas o, cuanto menos, a corto
plazo puedan reducirlos.