Los malos momentos pasan, pero no se olvidan. Es por ello
que me viene a la memoria aquella foto que vi en facebook la tarde del 23 de
septiembre del 2012, la cual anunciaba que se había originado un foco de fuego
en la central eléctrica de Chulilla.
La verdad que ya estaba yo “con la mosca detrás de la
oreja”, preocupado porque poco antes, el 1 de junio, tuvo lugar un incendio en
Benagéber que acabó con 700 hectáreas quemadas.
Y muy poco después, el 29 del mismo mes,
otro terrible incendio originado en
Andilla y que afectó también a Alcublas calcinando la friolera de 20.000
hectáreas.
Aquella tarde de domingo estuve
toda la tarde preguntando por whatsApp a amigos y compañeros del partido sobre
la evolución del incendio. Desde Pedralba, al anochecer, el resplandor acechaba
y el viento no indicaba nada bueno. Sobre las 22 horas recibí una llamada en la
que me informaban que desalojaban el municipio de Gestalgar. Yo no imaginaba
que tan rápido podía avanzar el fuego, pero las noticias no eran buenas, no
solo el viento continuaba, sino que los medios aéreos por la noche tenían que
dejar de trabajar.
Estaba en casa esa noche pegado
al teléfono y al ordenador. Alrededor de las 24 horas recibí una llamada de una
concejal del Ayuntamiento de Pedralba para que fuese al local del Multiusos de
mi municipio, ya que por casualidad tenía yo las llaves. Me informaron que
desalojaban también a los vecinos de Bugarra y estaban alerta las casas
diseminadas de Pedralba.
No lo podía creer, el incendio
avanzaba tan rápido que podía llegar a Pedralba. Los humos y cenizas volaban
por todas partes, el bando en Pedralba advertía a los vecinos de Pedralba que
cerrasen ventanas por precaución. Camiones de bomberos, policía, protección
civil, la UME pasaban con las sirenas a todas pastilla por la población y
muchísimos coches de los vecinos de Bugarra que dejaban su pueblo a la suerte
de las llamas. En sus caras se podía ver
el miedo y en sus lloros el desconcierto y la impotencia. Vecinos de Pedralba
asustados por la calle preguntando si los siguientes seríamos nosotros, la
información que tenían era poca. Y, por miedo y precaución, varias familias
decidieron abandonar Pedralba. Y efectivamente, el fuego llegó hasta Pedralba.
Entré a casa a las 6 de la mañana,
no podía dormir. Y alrededor de las 8 de la mañana me informaban que los medios
aéreos se habían incorporado para poder detener el fuego. A las 9 de la mañana
ya salí de casa con mis prismáticos para, desde “La Pista” poder ver cómo
avanzaba el fuego entre Bugarra y Pedralba.
Había miedo y expectación, informaban del corte de 8 carreteras.
Al medio día, un foco de Pedralba acechaba con peligro por la parte trasera
de “La Torreta” y “el Barranquillo”. Pronto sonaron las alarmas y se tuvo que
desalojar varias viviendas y calles del municipio por el peligro a que el fuego
bajase al pueblo. Pero, además, lo más grave y preocupante fue una llamada que
informó que, en la antigua fábrica de “la Cerhamer”, existía un depósito
repleto de gas propano. Pronto se desplazaron a la zona varios medios aéreos
hasta llegar a controlar ese foco. Al anochecer, aparentemente, el peligro
había pasado.
La mañana del 25 se septiembre varios focos seguían encendidos, pero pronto
fueron sofocados gracias a que los medios aéreos les prestaron especial
atención. En los posteriores días, las brigadas,
bomberos y UME, siguieron revisando el terreno y refrescando zonas. El susto
había pasado.